Qué tener en cuenta antes de decidir una residencia para un familiar mayor

Pablo Magnanego
Director de Residencia Mediger
Elegir una residencia es una tarea compleja por diversos factores.
En primer lugar, no estamos preparados para hacerlo: nadie nos enseñó cómo elegir una residencia. Los factores culturales e históricos han cargado esta decisión de un fuerte componente negativo. El tabú en torno a las residencias y el mandato social de mantener los cuidados en el hogar impactan no solo en nuestra subjetividad, sino también en las propias instituciones, que históricamente han preferido pasar desapercibidas, evitando promocionarse o abrirse a la sociedad, confiando en que la información circule únicamente de boca en boca.
Además de este contexto, existe una complejidad intrínseca en la búsqueda de residencias. El sector de las residencias de larga estadía es extremadamente heterogéneo: podemos encontrar desde microresidencias que alojan a 4 o 5 personas, hasta instituciones con más de 400 plazas; residencias urbanas de varios pisos o suburbanas de una sola planta; instituciones muy humildes y otras de nivel premium; establecimientos con servicios básicos y otros altamente especializados.
A esto se suma la cuestión normativa: al cruzar de una jurisdicción a otra, cambian los requisitos de habilitación, los servicios ofrecidos y los estándares de calidad. Frente a tanta diversidad, resulta fundamental analizar distintos factores para tener éxito en la búsqueda y encontrar la residencia que mejor se adapte a nuestras necesidades.
El primer aspecto a considerar es la habilitación. En Argentina, más de la mitad de las instituciones geriátricas no cuentan con habilitación municipal, provincial ni nacional. La diferencia entre una institución habilitada y otra irregular o informal es crucial, ya que determina los controles a los que está sujeta y la calidad de los servicios que puede ofrecer.
En segundo lugar, estamos atravesando un momento histórico de cambio de paradigmas. Conviven instituciones ancladas en modelos de trabajo anacrónicos con otras que avanzan hacia nuevas formas de atención centradas en la persona y basadas en un paradigma de derechos.
En tercer lugar, es recomendable buscar instituciones que trabajen con modelos de puertas abiertas, lo más permeables posible, que faciliten la libre circulación de familiares, visitas y profesionales externos dentro de la residencia.
Estos tres criterios constituyen un primer filtro general, aplicable a cualquier persona y nivel de complejidad, que nos ayudará a orientar la búsqueda de manera más efectiva.
Una vez definidos estos aspectos generales, podemos comenzar a perfilar las necesidades particulares de cada usuario. Para ello, es fundamental encontrar en cada visita institucional un interlocutor dispuesto a responder nuestras dudas y a brindarnos información clara sobre los servicios que ofrece la residencia.
En esta etapa, y teniendo en cuenta nuestras expectativas, conviene consultar sobre distintos aspectos, tales como:
*Cantidad de personal y nivel de capacitación.
*Cantidad de camas por habitación.
*Profesionales con los que cuenta la institución y su carga horaria.
*Política de incrementos arancelarios.
*Modelo de trabajo frente a la complejización de los cuidados (paliativos, fin de vida, etc.).
*Flexibilidad en los procesos de atención frente a las necesidades del usuario.
*Enfoque institucional respecto a las decisiones personales de los residentes y sus tratamientos.
*Política de manejo de riesgos, uso de sujeciones.
Una herramienta que nos puede ayudar a orientarnos durante las entrevistas respecto de la aptitud de la institución es simular situaciones relevantes para el usuario que pueden resultar disruptivas al funcionamiento estandarizado de las Residencias.
Algunos ejemplos:
A mi papá le gusta la Fórmula 1, toda su vida vio las carreras, se despertaba a la hora que fuera necesario para verlas. ¿Puede en la residencia levantarse y ver una carrera a la madrugada?
Mi Tia es diabética, y tiene indicada una dieta estricta pero nunca fue muy ordenada con ese tema y siempre disfruto mucho la comida ¿Puede ella seguir teniendo flexibilidad y permitidos a la hora de elegir la comida?
Este tipo de consultas nos permitirán ayudar a seleccionar la institución que mejor se adecue a nuestros requerimientos. Hay que recordar que por mas flexible y personalizado que sea el servicio no dejan de ser instituciones colectivas donde deberemos hacer concesiones en pos de la convivencia y el funcionamiento general.
En conclusión para una elección adecuada de la institución no solo es necesario conocer las características de las mismas también es imprescindible realizar un adecuado perfil del usuario, necesidades y perspectivas para alinear las expectativas de todos los actores.


