Cómo detectar la pérdida auditiva en adultos mayores: señales, causas y qué hacer

Lucas Adlerstein
Divulgador sobre hipoacusia
“Le hablo y me responde cualquier cosa”,
“Le sube el volumen a la tele como si fuera un recital”,
“Ya no participa tanto en las charlas de familia”,
“Habla solo de lo que quiere, no nos presta atención”...
Si alguna de estas frases te suena familiar, quizás no sea desinterés ni edad: podría ser pérdida auditiva.
La pérdida auditiva puede llegar de golpe, pero muchas veces se instala en silencio. En los adultos mayores, suele avanzar de forma progresiva y casi invisible. No es que un día se quedan sordos. Es un desgaste, como una radio que se va llenando de estática. Después de un tiempo, empiezan a confundir palabras, a evitar conversaciones o a parecer distraídos.
Y lo más importante: muchas veces no lo notan ellos mismos.
¿Por qué es clave que la familia esté atenta?
Porque en general los primeros en darse cuenta son los demás. La persona mayor se acostumbra. Se resigna. Le resta importancia. Pero vos, como hijo o hija, podés notar los primeros indicios:
● Responde algo que no tiene que ver con lo que dijiste.
● Te pide que repitas muchas veces. ● Parece desconectado en reuniones familiares.
● Evita llamados telefónicos o no contesta el portero. ● Sube mucho el volumen de la TV o la radio.
● Ya no participa tanto en la cena familiar o monopoliza la palabra, solo habla de su tema sin tener en cuenta al resto.
Estos cambios no son sólo auditivos: afectan la autoestima, el humor, la memoria, las relaciones sociales. Y cuando no se detectan a tiempo, pueden derivar en aislamiento, frustración e incluso deterioro cognitivo.
¿Sabías que la audición está directamente conectada con el cerebro?
No es solo un tema de “escuchar o no escuchar”. Cuando una persona deja de oír ciertos sonidos, su cerebro deja de procesarlos, y con el tiempo, pierde agilidad para decodificar el lenguaje. Esto impacta en la memoria, en la atención, y en la capacidad de comunicarse.
Según la OMS, tratar la pérdida auditiva a tiempo puede reducir el riesgo de deterioro cognitivo hasta un 48%.
¿Qué se puede hacer?
● Detectar señales tempranas como las que mencioné arriba.
● Hablarlo sin miedo ni juicio, mostrando preocupación y no culpa.
● Consultar con un especialista en audición (fonoaudiólogo u otorrino) que realice una audiometría.
● Si hay diagnóstico, evaluar opciones: audífonos, acompañamiento terapéutico o estrategias comunicacionales.
● Buscar grupos o personas que pasen por algo similar: pueden encontrarlas en CASACUSIA, una ONG que conecta personas con pérdida auditiva.
No se trata solo de “poner un aparato en la oreja”. Se trata de recuperar calidad de vida, de volver a estar presente en una conversación, en una sobremesa, en una anécdota familiar.
Mi historia personal
Yo perdí la audición a los 15 años. Y durante muchos años, no supe cómo pedir ayuda. Sentía vergüenza. Me aislaba. Hoy, con 24 años y una solución auditiva que me cambió la vida, dedico mi tiempo a divulgar sobre hipoacusia y ayudar a que otras personas no pasen por lo mismo.
Por eso te digo: no minimices esos pequeños cambios. La audición es mucho más que un sentido. Es el puente con el otro.
Y si tu mamá, tu papá o ese ser querido mayor empieza a cruzar menos ese puente… tal vez sea hora de hacer algo.